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Monasterio Cisterciense de San Pedro de Cardeña. Burgos
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Precisar con exactitud los orígenes de nuestra abadía de San Pedro de Cardeña. Algunos estudiosos consideran que ya pudiera haber existido en el siglo VIII. Algunos historiadores benedictinos lo consideran como el primer cenobio de su orden fundado en España. Otros remontan su nacimiento a un inicio como templo visigodo.
El primer documento fidedigno que hace referencia al monasterio se sitúa el 24 de septiembre del año 902, que referencia la donación realizada al cenobio por el conde de Lantarón y de Cerezo, Gonzalo Téllez y su esposa Lambra.
Fue reconstruido gracias al apoyo de los Condes de Castilla, Fernán González (910-970) y García Fernández (938-955). Dotándole de un excelente scriptorium del que saldrían obras maestras, que alcanzó su máxima notoriedad durante el siglo XI.
Durante el abadiato de San Sisebuto (1050-1086) se produjo el célebre episodio en el cual el Cid dejó a cobijo del Monasterio a su esposa Doña Jimena y a sus hijas, durante su destierro ordenado por Alfonso VI en el 1081, y donde reposarán sus restos tres años después de su muerte en Valencia en 1099.
Fue cenobio benedictino hasta 1835, cuando las leyes de desamortización y exclaustración dictadas por Álvarez Mendizábal fue desamortizado. Desde 1836 y hasta 1942 el monasterio de Cardeña se vio privado de sus monjes y de su vida monástica. Durante ese largo periodo de 106 años sirvió para casi todo, menos para lo que había sido su fin originario.
En 1862, la orden benedictina intentó recuperarlo en varias ocasiones para la vida activa monástica. Pero estos intentos fracasaron al no poder disponer de los terrenos necesarios para huerto, lo que hacía inviable la subsistencia de los monjes.
Entre 1888 y 1901 lo ocuparon los Padres Escolapios de León. Posteriormente, entre 1905 y 1921 lo ocupó un grupo de frailes capuchinos franceses, pero terminaron por abandonarlo.
Su abandono definitivo finaliza en 1942, cuando los deteriorados monacales muros acogieron a la fundación que realizó la comunidad cisterciense del monasterio palentino de San Isidro de Dueñas. El monasterio fue elevado a priorato el 1 de octubre de 1945 y otorgada la autonomía el 30 de enero de 1946, quedó consolidada definitivamente la comunidad de nuestro Monasterio. Finalmente, en 1948, logra el título de abadía, siendo elegido siete meses después el primer Abad cisterciense, Dom Jesús Álvarez Álvarez, que hace el 125 en el abadologio general de la Orden.